Así sería un tsunami en el Mediterráneo
Investigadores europeos desarrollan un nuevo modelo capaz de simular elimpacto que tendría un tsunami generado por un terremoto en las costas del este del Mediterráneo
epa
La catástrofe tras el tsunami que inundó Indonesia en 2004
Un equipo de investigadores europeos ha desarrollado un nuevo modelo capaz de simular el impacto que tendría un tsunami generado por un terremoto en las costas del este del Mediterráneo. Y los resultados muestraan con toda claridad que un evento así sería capaz de provocar graves inundaciones en el sur de Italia y Grecia. El estudio ha aparecido hace unos días en la revista «Ocean science», una publicación de la Unión de Geociencias Europea (EGU).
A pesar de que no son tan frecuentes como en los océanos Pacífico e Indico, también el Mediterráneo está sujeto a la posibilidad de sufrir tsunamis. La mayoría de ellos debidos a terremotos generados al deslizarse la placa Africana bajo la Euroasiática. De hecho, uno de cada diez tsunamis que se generan en el mundo se producen, precisamente, en el Mediterráneo y, como media, una vez cada cien años el tsunami es de gran intensidad. Un dato que no muchos conocen, y que coloca al Mare Nostrum entre las zonas de alto riesgo de sufrir esta clase de eventos catastróficos.
Por ello, el riesgo de las zonas costeras, muy densamente pobladas, se considera «muy alto» en las clasificaciones de los expertos. Y es que más de 130 millones de personas viven habitualmente en pueblos y ciudades que se asoman directamente al Mediterráneo. Otro motivo de preocupación es que, en el Mediterráneo, una ola del tipo Tsunami debe recorrer una distancia muy corta antes de hacer impacto, lo que reduce enormemente la efectividad de una alerta en comparación con otras regiones del planeta.
El nuevo estudio muestra con detalle cuál sería la magnitud de las inundaciones en las zonas seleccionadas (sur de Italia y Grecia), lo que ayudará a las autoridades de esos países a identificar las áreas más vulnerables.
Los investigadores han desarrollado un modelo informático que representa cómo pueden generarse, propagarse e impactar contra las costas los tsunamis mediterráneos, Para ello han utilizado la información disponible sobre la profundidad de los fondos y la topografía de las líneas costeras. «Hemos simulado tsunamis introduciendo terremotos a varias profundidades y calculando los desplazamientos del agua tanto en el fondo como en la superficie marina –explica Achilleas Samaras, de la Universidad de Bologna y principal autor de la investigación–. El modelo reproduce cómo estas perturbaciones (las olas de tsunami) se propagan y transforman a medida que se acercan a la orilla, y cómo inundan las zonas costeras».
Las simulaciones se han llevado a cabo a partir de supuestos terremotos de magnitud 7. «A pesar de que no se trata de terremotos pequeños –explica Samaras– existen numerosos registros históricos sobre eventos de estas magnitudes en la región». Por ejemplo, en el año 365 AC se produjo una serie de terremotos con magnitudes entre 8 y 8,5 en las costas de Creta. Los tsunamis resultantes destruyeron ciudades en Grecia, Italia y Egipto, con un saldo de víctimas de más de 5.000 personas solo en la ciudad de Alejandría. Más recientemente, en 1908, un terremoto de magnitud 7 se produjo en la región siciliana de Messina, causando un tsunami con olas de más de diez metros de altura y que mataron a miles de personas.
España, zona de alto riesgo
El estudio solo hace referencia a la zona oriental del Mediterráneo. Pero tampoco la occidental, donde se encuentra la peninsula ibérica, está exenta de padecer este tipo de fenómenos. De hecho, y aunque la mayoría lo desconozca, la península ibérica está considerada por los expertos como una zona de alto riesgo de tsunamis. Nuestras ciudades, en efecto, ya han sufrido en numerosas ocasiones el impacto destructivo de estas grandes olas, especialmente en el golfo de Cádiz y en las costas mediterráneas. Olas que, además, han provocado ya miles de muertes en nuestro país.
En nuestro caso, el riesgo es doble, ya que la península ibérica puede recibir tsunamis tanto en su vertiente atlántica (más fuertes, pero menos numerosos) como en la mediterránea (mucho más frecuentes, aunque menos fuertes). La razón es que los terremotos capaces de producir tsunamis en el Mediterráneo se generan, principalmente, en Argelia, donde las fallas son más pequeñas que las que existen en nuestra vertiente atlántica. Las regiones más expuestas de nuestro país son la bahía de Cádiz, Huelva, el litoral del Mediterráneo y las Baleares.
La mayor catástrofe natural jamás producida en España se produjo en el año 1755, cuando un terremoto submarino frente a las costas de Cádiz (y que fue de intensidad 9) provocó un tsunami que mató a 15.000 personas. Los expertos sostienen que si algo así se repitiera en la actualidad, la cifra de muertos sería similar a la del tristemente famoso tsunami de Indonesia de 2004, a consecuencia del que perecieron más de 300.000 personas.
Según el catálogo europeo de tsunamis, entre los años 300 A.C. y 1900 se han generado hasta 18 tsunamis sólo en el área del golfo de Cádiz. Entre ellos, dos fueron especialmente catastróficos: el de 1531 y el ya citado de 1755. El estudio de antiguos sedimentos ha permitido identificar, además, las huellas de un gran número de tsunamis en esa región, que los expertos consideran «de alto riesgo».
En cuanto al Mediterráneo occidental (Málaga, Granada, Almería, Murcia y Baleares), las principales fuentes de generación de tsunamis se encuentran en el norte de Argelia y, más lejos, en el mar Egeo. Si ocurriera un tsunami frente a Argelia, en menos de 30 minutos gran parte de la Costa del Sol se vería afectada por las olas. Y aunque los tsunamis mediterráneos no son tan desastrosos como los generados en la cuenca Atlántica, sí que son perfectamente capaces de inundar zonas bajas del litoral. Estudios recientes muestran que Almería, Murcia y numerosas localidades de Baleares, se inundarían con un tsunami de apenas 3m.
Para intentar prevenir esta clase de catástrofes, España colabora desde hace años con la red NEAMTWS (Sistema de Alerta Temprana de Tsunami en el Atlántico Noreste y el Mediterráneo) aunque, tristemente, aún no cuenta con un sistema propio de alerta.
Por eso, si se produjera otro tsunami peligroso para nosotros, nuestro país solo podría enterarse de su llegada gracias al sistema francés o al sistema NEAMTWS. Sin embargo, no se conocerían las zonas de impacto, ni la magnitud del tsunami en cada zona concreta, ni los tiempos exactos de llegada, ni la población afectada sabría cómo actuar. Es decir, que la alerta sería inútil porque no sabríamos qué hacer con ella.
Y si bien es cierto que, tras la catástrofe de 2004 en Indonesia se han llevado a cabo algunas mejoras en los sistemas de detección sísmica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), la falta de presupuestos ha impedido hasta ahora la creación de protocolos específicos para esta clase de situaciones. Protección Civil dispone de pautas de actuación en caso de inundaciones, pero un protocolo específico para maremotos está aún pendiente de aprobación.
Fuentes: ABC.ES
epa
La catástrofe tras el tsunami que inundó Indonesia en 2004
Un equipo de investigadores europeos ha desarrollado un nuevo modelo capaz de simular el impacto que tendría un tsunami generado por un terremoto en las costas del este del Mediterráneo. Y los resultados muestraan con toda claridad que un evento así sería capaz de provocar graves inundaciones en el sur de Italia y Grecia. El estudio ha aparecido hace unos días en la revista «Ocean science», una publicación de la Unión de Geociencias Europea (EGU).
A pesar de que no son tan frecuentes como en los océanos Pacífico e Indico, también el Mediterráneo está sujeto a la posibilidad de sufrir tsunamis. La mayoría de ellos debidos a terremotos generados al deslizarse la placa Africana bajo la Euroasiática. De hecho, uno de cada diez tsunamis que se generan en el mundo se producen, precisamente, en el Mediterráneo y, como media, una vez cada cien años el tsunami es de gran intensidad. Un dato que no muchos conocen, y que coloca al Mare Nostrum entre las zonas de alto riesgo de sufrir esta clase de eventos catastróficos.
Por ello, el riesgo de las zonas costeras, muy densamente pobladas, se considera «muy alto» en las clasificaciones de los expertos. Y es que más de 130 millones de personas viven habitualmente en pueblos y ciudades que se asoman directamente al Mediterráneo. Otro motivo de preocupación es que, en el Mediterráneo, una ola del tipo Tsunami debe recorrer una distancia muy corta antes de hacer impacto, lo que reduce enormemente la efectividad de una alerta en comparación con otras regiones del planeta.
El nuevo estudio muestra con detalle cuál sería la magnitud de las inundaciones en las zonas seleccionadas (sur de Italia y Grecia), lo que ayudará a las autoridades de esos países a identificar las áreas más vulnerables.
Los investigadores han desarrollado un modelo informático que representa cómo pueden generarse, propagarse e impactar contra las costas los tsunamis mediterráneos, Para ello han utilizado la información disponible sobre la profundidad de los fondos y la topografía de las líneas costeras. «Hemos simulado tsunamis introduciendo terremotos a varias profundidades y calculando los desplazamientos del agua tanto en el fondo como en la superficie marina –explica Achilleas Samaras, de la Universidad de Bologna y principal autor de la investigación–. El modelo reproduce cómo estas perturbaciones (las olas de tsunami) se propagan y transforman a medida que se acercan a la orilla, y cómo inundan las zonas costeras».
Las simulaciones se han llevado a cabo a partir de supuestos terremotos de magnitud 7. «A pesar de que no se trata de terremotos pequeños –explica Samaras– existen numerosos registros históricos sobre eventos de estas magnitudes en la región». Por ejemplo, en el año 365 AC se produjo una serie de terremotos con magnitudes entre 8 y 8,5 en las costas de Creta. Los tsunamis resultantes destruyeron ciudades en Grecia, Italia y Egipto, con un saldo de víctimas de más de 5.000 personas solo en la ciudad de Alejandría. Más recientemente, en 1908, un terremoto de magnitud 7 se produjo en la región siciliana de Messina, causando un tsunami con olas de más de diez metros de altura y que mataron a miles de personas.
España, zona de alto riesgo
El estudio solo hace referencia a la zona oriental del Mediterráneo. Pero tampoco la occidental, donde se encuentra la peninsula ibérica, está exenta de padecer este tipo de fenómenos. De hecho, y aunque la mayoría lo desconozca, la península ibérica está considerada por los expertos como una zona de alto riesgo de tsunamis. Nuestras ciudades, en efecto, ya han sufrido en numerosas ocasiones el impacto destructivo de estas grandes olas, especialmente en el golfo de Cádiz y en las costas mediterráneas. Olas que, además, han provocado ya miles de muertes en nuestro país.
En nuestro caso, el riesgo es doble, ya que la península ibérica puede recibir tsunamis tanto en su vertiente atlántica (más fuertes, pero menos numerosos) como en la mediterránea (mucho más frecuentes, aunque menos fuertes). La razón es que los terremotos capaces de producir tsunamis en el Mediterráneo se generan, principalmente, en Argelia, donde las fallas son más pequeñas que las que existen en nuestra vertiente atlántica. Las regiones más expuestas de nuestro país son la bahía de Cádiz, Huelva, el litoral del Mediterráneo y las Baleares.
La mayor catástrofe natural jamás producida en España se produjo en el año 1755, cuando un terremoto submarino frente a las costas de Cádiz (y que fue de intensidad 9) provocó un tsunami que mató a 15.000 personas. Los expertos sostienen que si algo así se repitiera en la actualidad, la cifra de muertos sería similar a la del tristemente famoso tsunami de Indonesia de 2004, a consecuencia del que perecieron más de 300.000 personas.
Según el catálogo europeo de tsunamis, entre los años 300 A.C. y 1900 se han generado hasta 18 tsunamis sólo en el área del golfo de Cádiz. Entre ellos, dos fueron especialmente catastróficos: el de 1531 y el ya citado de 1755. El estudio de antiguos sedimentos ha permitido identificar, además, las huellas de un gran número de tsunamis en esa región, que los expertos consideran «de alto riesgo».
En cuanto al Mediterráneo occidental (Málaga, Granada, Almería, Murcia y Baleares), las principales fuentes de generación de tsunamis se encuentran en el norte de Argelia y, más lejos, en el mar Egeo. Si ocurriera un tsunami frente a Argelia, en menos de 30 minutos gran parte de la Costa del Sol se vería afectada por las olas. Y aunque los tsunamis mediterráneos no son tan desastrosos como los generados en la cuenca Atlántica, sí que son perfectamente capaces de inundar zonas bajas del litoral. Estudios recientes muestran que Almería, Murcia y numerosas localidades de Baleares, se inundarían con un tsunami de apenas 3m.
Para intentar prevenir esta clase de catástrofes, España colabora desde hace años con la red NEAMTWS (Sistema de Alerta Temprana de Tsunami en el Atlántico Noreste y el Mediterráneo) aunque, tristemente, aún no cuenta con un sistema propio de alerta.
Por eso, si se produjera otro tsunami peligroso para nosotros, nuestro país solo podría enterarse de su llegada gracias al sistema francés o al sistema NEAMTWS. Sin embargo, no se conocerían las zonas de impacto, ni la magnitud del tsunami en cada zona concreta, ni los tiempos exactos de llegada, ni la población afectada sabría cómo actuar. Es decir, que la alerta sería inútil porque no sabríamos qué hacer con ella.
Y si bien es cierto que, tras la catástrofe de 2004 en Indonesia se han llevado a cabo algunas mejoras en los sistemas de detección sísmica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), la falta de presupuestos ha impedido hasta ahora la creación de protocolos específicos para esta clase de situaciones. Protección Civil dispone de pautas de actuación en caso de inundaciones, pero un protocolo específico para maremotos está aún pendiente de aprobación.
Fuentes: ABC.ES
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