La casa marbellí de la maldición de Prince

El «príncipe del Pop» no quiso volver nunca a la mansión en Paraíso Hills tras el fallecimiento de su hijo siete días después de nacer

Prince (Minneapolis 1958 – Minnesota 2016) llegó a Marbella el 27 de julio de 1990 para dar un concierto en el Estadio Municipal, que aún es recordado por la ciudad. La memoria cuenta que en un escenario de dimensiones faraónicas sonó «Purple Rain», «Housequake» o «Kiss». 18.000 personas acabaron encandilas con lo mejor de su obra, que por aquel entonces concluía en el álbum «Graffiti Bridge».

Aquella fecha fue el comienzo de un embrujo del músico con la ciudad, a la que definió como «El Paraíso». Con aquel nombre construyó un palacio en Paraíso Hills, una de las urbanizaciones de lujo de Marbella, donde pretendió alumbrar un retiro dorado para su familia. Aunque todo se torció y el idilio acabó en estigma. Prince Roger Nelson no volvió a pisar la ciudad de la Costa del Sol tras su marcha.


Se casó con Mayte García en el San Valentín de 1996 en lo que pretendía ser un eterno cuento de hadas. El «Bowie negro» estaba en la cresta de su carrera. Habría conquistado el mundo y todo tenía un dulzor exquisito. El «dandi oscuro» se había enamorado, pese a su larga lista de conquistas, esta vez parecía la definitiva. Fruto del amor le escribió «The Most Beautiful Girl In The World» en 1994, produjo para ella «Child Of The Sun» en el 1995 y le compró la excelsa mansión de Marbella como regalo de bodas.

Se trata de un palacete colonial rematado con todos los lujos posibles. A la entrada una espectacular escalinata con balaustradas en mármol blanco da la bienvenida en una hall al estilo de las grandes mansiones coloniales. La vivienda, que la inmobiliaria Engel & Völkers ha tasado en 5,2 millones de euros y sigue a la venta, dispone de un lujoso comedor, salón y sala de desayuno con ventanales panorámicos. La luz natural baña el interior de la vivienda.

La planta baja la completan dos dormitorios principales con baño y una cocina. En la planta superior hay tres grandes suites con baños de mármol y terraza privada. Por otro lado, el dormitorio principal está entre los dos niveles, a modo de dúplex personal. La casa tiene hasta trece estancias en una superficie construida de 890 metros cuadrados con suelos de mármol.


La parte exterior se conforma en torno a un jardín de 6.000 metros cuadrados en el que hay cipreses entorno a la vivienda y árboles subtropicales repartidos por el resto del espacio. Cuenta con una pista de tenis, piscina exterior climatizada, jacuzzi, gimnasio y extensas terrazas. En el interior las noches las pasaban en torno a la chimenea.

La casa cuenta en las proximidades con un campo de golf y la finca alberga un apartamento para invitados. Un lugar idílico y dotado con las más altas medidas de seguridad, que llegaron a costar, según los datos, medio millón de libras. Prince Roger Nelson había creado «El Paraíso» donde poder formar una familia, pero se convirtió en el infierno que le persiguió durante el resto de sus días.
Todo era perfecto hasta octubre de 1996.

Boy Gregory
, el primer hijo de la pareja, nació el 16 de ese mes y murió sólo una semana después debido al síndrome de «Pfeiffer», un defecto en el cráneo con el que el niño llegó al mundo. La mansión de Marbella pasó a estar «maldita» para Prince. La pareja no consiguió sobreponerse a ese duro varapalo. El cantante decidió que no iba a volver a pisar «la mansión maldita». Intentó venderla desde Estados Unidos sin suerte. La pareja se había roto y su mujer se dio a las noches más calientes de la Costa del Sol.

Mayte García se dejaba llevar, cada fin de semana en Marbella, por los instintos más primarios en las diferentes estancias de «El Paraíso» de Prince. Algunos como Tommy Lee, que es coprotagonista del video más tórrido de Pamela Anderson, fue uno de los ilustres visitantes que se encerraron a disfrutar de la opulencia y los encantos de la mujer de Prince, que pasó a ser ex mujer del cantante tres años después de la muerte de su hijo (1999). García no ha vuelto a casarse y participó en un algún «reality» de antiguas famosas.

La muerte de Boy Gregory fue el inicio del declive del artista. Es la época en la que Prince baja a los infiernos, donde su música era sólo un susurro idílico para los nostálgicos. Sus grandes himnos eran clásicos, pero su inspiración para crear se había esfumado. La «maldición de Marbella» se había cernido sobre el artista de Minneapolis. Su vida personal tampoco mejoraba a la creativa. Se volvió a casar y a separar. Regresaron los líos de faldas y se le relacionaba con bailarinas. Nunca retornó a Marbella. Prince no volvió a ser el mismo.

Sólo tuvo destellos de lo que fue. Encandiló en momentos puntuales. Su actuación en la Super Bowl del 2007 se recuerda en estos días con cariño. La ESPN aseguraba que fue uno de los mejores de la historia que actuó en el intermedio de este acontecimiento deportivo. Aquel «Purple Rain» fue el apoteosis que emocionó a millones de personas. Fue sólo un espejismo. Un resurgir efímero del artista que ahora nos ha dejado para pasar a ser leyenda del Pop.

Fuentes: ABC.ES

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