La ouija, la maldición de un tablero que invoca terroríficas desgracias
Este viernes 28 de octubre se estrena «Ouija: el origen del mal», un thriller sobrenatural que gira en torno a un grupo de amigos cuyo coqueteo con el tablero «despierta a un ser maléfico procedente del otro lado
Armarios que se cierran de forma repentina, estruendos o un Cristo separado inexplicablemente de su cruz. Estos fueron algunos de los sucesos paranormales que la Policía Nacional, asombrada ante las evidencias, incluyó en un informe durante su visita en noviembre de 1992 a la casa de Estefanía Gutiérrez Lázaro, la niña de Vallecas poseída que entró en coma y murió después de jugar a la ouija.
No es el único episodio de este tipo, pero sí uno de los más conocidos y trágicos, tal y como recuerda Bruno Cardeñosa, director del programa «La rosa de la historia».
Casi todo el mundo conoce a alguien que afirma haber tenido una experiencia espeluznante con un tablero de ouija, fuente inagotable de macabras leyendas urbanas. Terribles experiencias de los que se han atrevido con el «juego» de Hasbro se suceden en películas o historias que van pasando de boca en boca, de generación en generación, hasta que ya nadie sabe si son o no ciertas, o si creerlas.
Como la receta secreta de la Coca Cola, el verdadero germen de esta especie de oráculo místico sigue siendo un enigma pero también, sin duda, una fórmula secreta de multitud de filmes de terror como Ouija: el origen del mal, una película ambientada en los años 60 que se estrena este viernes 28 de octubre.
Este thriller sobrenatural gira en torno a un grupo de amigos cuyo coqueteo con el tablero «despierta a un ser maléfico procedente del otro lado y al que solo ellos pueden devolver a su origen». Aunque con una premisa algo manida, la película reparte una buena dosis de sustos y escenas inquietantes, eternizando el mito de los supuestos horrores que puede invocar la tabla espiritista.
El origen de este tablero alfabetizado se remonta un siglo y medio atrás, cuando la corriente espiritista del siglo XIX experimentó su auge. Uno de los más firmes defensores de la parapsicología fue Sir Arthur Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes —el detective racional por antonomasia— que se aferró a esta creencia tras la muerte de su hijo Kingsley en 1918.
Estre la superstición y el fraude
Para muchos una especie de religión pero siempre bajo la sombra del fraude. El espiritismo nació en 1948 cuando las hermanas Kate y Maggie Fox, de 11 y 14 años, comenzaron a recibir supuestos mensajes del otro lado en forma de golpes en objetos, que en realidad hacían con una manzana atada a un cordón y con los nudillos de los dedos de los pies para tomar el pelo a su madre.
Y como evolución de esta corriente que cautivó al mundo tras los millones de muertos de la Primera Guerra Mundial, surgió la ouija. Sus inventores, más bien los que la patentaron, aseguraban que el nombre se había heredado del antiguo Egipto, y daban alas al misterio afirmando que significaba «mala suerte». Sus sucesores viraban la estrategia comercial haciendo público que la palabra ouija era una mezcla de los vocablos «oui» y «ja», que significan sí en francés y alemán, respectivamente. Pero ninguna de estas tesis eran ciertas. «Ouija viene del nombre que le dio una de las personas que inventó el tablero. Supuestamente tenía un broche de una diosa con la que contactaba. Una que se llamaba Ouida, no Ouija, aunque alguien debió escuchar mal el concepto y así se quedó», sostiene Bruno Cardeñosa.
Los expertos Cardeñosa y Mónica González Álvarez desmontan parte de ese aura maléfica que rodea al objeto y explican que lo asociamos con sucesos terribles porque muchas de las personas que lo han utilizado han sufrido algún tipo de «desgracias».
En otras, en cambio, son las reminiscencias de algún caso dramático las que «desencadenan la tragedia, como ocurre en la película», explica González.
El calado de la ouija en Occidente se entiende porque «vemos la muerte como una pérdida. En Asia, se vive de otra forma, se celebra», aclara la escritora.
¿Quién mueve la plancheta de la ouija?
Pero, ¿quién mueve la plancheta de la ouija? Los más escépticos dirán que son los propios participantes, respaldados por experimentos en los que, con los ojos vendados, pocas veces se forman palabras con sentido. Los creyentes, sin embargo, se aferrarán a la superstición y la existencia de un más allá con el que ansían contactar.
«Hay muchas hipótesis de cómo es posible que nos comuniquemos con el más allá, pero independientemente de las creencias individuales sobre quién lo ejecute, el fenómeno existe», relata Mónica, que recuerda que la telequinesis o las pulsiones electromagnéticas de los dedos de los integrantes de la mesa podrían provocar el movimiento del objeto. «A veces lo peligroso es quién participa en esas sesiones. Al hacerlo, se puede llegar a un estado tal de sugestión que si la persona tiene algún tipo de patología o trastorno mental puede desarrollarse y provocar que se desencadene un brote en ese momento», matiza.
Los casos se agolpan en la mente de los expertos, que recuerda sucesos de España y el mundo, casi siempre con un desenlace trágico final. Como el de Estefanía, que sorprendió y asustó a la Policía.
Fuentes: ABC.ES
Armarios que se cierran de forma repentina, estruendos o un Cristo separado inexplicablemente de su cruz. Estos fueron algunos de los sucesos paranormales que la Policía Nacional, asombrada ante las evidencias, incluyó en un informe durante su visita en noviembre de 1992 a la casa de Estefanía Gutiérrez Lázaro, la niña de Vallecas poseída que entró en coma y murió después de jugar a la ouija.
No es el único episodio de este tipo, pero sí uno de los más conocidos y trágicos, tal y como recuerda Bruno Cardeñosa, director del programa «La rosa de la historia».
Casi todo el mundo conoce a alguien que afirma haber tenido una experiencia espeluznante con un tablero de ouija, fuente inagotable de macabras leyendas urbanas. Terribles experiencias de los que se han atrevido con el «juego» de Hasbro se suceden en películas o historias que van pasando de boca en boca, de generación en generación, hasta que ya nadie sabe si son o no ciertas, o si creerlas.
Como la receta secreta de la Coca Cola, el verdadero germen de esta especie de oráculo místico sigue siendo un enigma pero también, sin duda, una fórmula secreta de multitud de filmes de terror como Ouija: el origen del mal, una película ambientada en los años 60 que se estrena este viernes 28 de octubre.
Este thriller sobrenatural gira en torno a un grupo de amigos cuyo coqueteo con el tablero «despierta a un ser maléfico procedente del otro lado y al que solo ellos pueden devolver a su origen». Aunque con una premisa algo manida, la película reparte una buena dosis de sustos y escenas inquietantes, eternizando el mito de los supuestos horrores que puede invocar la tabla espiritista.
El origen de este tablero alfabetizado se remonta un siglo y medio atrás, cuando la corriente espiritista del siglo XIX experimentó su auge. Uno de los más firmes defensores de la parapsicología fue Sir Arthur Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes —el detective racional por antonomasia— que se aferró a esta creencia tras la muerte de su hijo Kingsley en 1918.
Estre la superstición y el fraude
Para muchos una especie de religión pero siempre bajo la sombra del fraude. El espiritismo nació en 1948 cuando las hermanas Kate y Maggie Fox, de 11 y 14 años, comenzaron a recibir supuestos mensajes del otro lado en forma de golpes en objetos, que en realidad hacían con una manzana atada a un cordón y con los nudillos de los dedos de los pies para tomar el pelo a su madre.
Y como evolución de esta corriente que cautivó al mundo tras los millones de muertos de la Primera Guerra Mundial, surgió la ouija. Sus inventores, más bien los que la patentaron, aseguraban que el nombre se había heredado del antiguo Egipto, y daban alas al misterio afirmando que significaba «mala suerte». Sus sucesores viraban la estrategia comercial haciendo público que la palabra ouija era una mezcla de los vocablos «oui» y «ja», que significan sí en francés y alemán, respectivamente. Pero ninguna de estas tesis eran ciertas. «Ouija viene del nombre que le dio una de las personas que inventó el tablero. Supuestamente tenía un broche de una diosa con la que contactaba. Una que se llamaba Ouida, no Ouija, aunque alguien debió escuchar mal el concepto y así se quedó», sostiene Bruno Cardeñosa.
Los expertos Cardeñosa y Mónica González Álvarez desmontan parte de ese aura maléfica que rodea al objeto y explican que lo asociamos con sucesos terribles porque muchas de las personas que lo han utilizado han sufrido algún tipo de «desgracias».
En otras, en cambio, son las reminiscencias de algún caso dramático las que «desencadenan la tragedia, como ocurre en la película», explica González.
El calado de la ouija en Occidente se entiende porque «vemos la muerte como una pérdida. En Asia, se vive de otra forma, se celebra», aclara la escritora.
¿Quién mueve la plancheta de la ouija?
Pero, ¿quién mueve la plancheta de la ouija? Los más escépticos dirán que son los propios participantes, respaldados por experimentos en los que, con los ojos vendados, pocas veces se forman palabras con sentido. Los creyentes, sin embargo, se aferrarán a la superstición y la existencia de un más allá con el que ansían contactar.
«Hay muchas hipótesis de cómo es posible que nos comuniquemos con el más allá, pero independientemente de las creencias individuales sobre quién lo ejecute, el fenómeno existe», relata Mónica, que recuerda que la telequinesis o las pulsiones electromagnéticas de los dedos de los integrantes de la mesa podrían provocar el movimiento del objeto. «A veces lo peligroso es quién participa en esas sesiones. Al hacerlo, se puede llegar a un estado tal de sugestión que si la persona tiene algún tipo de patología o trastorno mental puede desarrollarse y provocar que se desencadene un brote en ese momento», matiza.
Los casos se agolpan en la mente de los expertos, que recuerda sucesos de España y el mundo, casi siempre con un desenlace trágico final. Como el de Estefanía, que sorprendió y asustó a la Policía.
Fuentes: ABC.ES
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