Los 13 misterios más impactantes que, al día de hoy, siguen provocando quebraderos de cabeza a la comunidad científica internacional.
Desde  hace milenios el hombre trata de utilizar la tecnología y los avances  científicos para dar respuesta a algunas de las incógnitas de este  planeta y el espacio que nos rodea. La revista ’New Scientist’ ha  recopilado los 13 misterios que, a día de hoy, siguen provocando  quebraderos de cabeza a la comunidad científica internacional.
1. El efecto placebo
Pongamos  un caso ficticio, el del paciente X. Varias veces al día, durante  varios días, se le provoca dolor, que se controla con dósis de morfina.  Hasta el último día del experimento. Esas 24 horas, sin que el señor X  lo sepa, la morfina se sustituye por una solución salina absolutamente  inócua. Parece increíble, pero dicha solución tiene el mismo efecto que  la morfina y el dolor desaparece.
Es lo que se conoce como el  efecto placebo. Antes de la llegada de los fármacos en el siglo XX, era  el arma más potente de la Medicina contra la enfermedad. Excremento de  cocodrilo, aceite de gusano, sangre de lagarto y hasta ser tocado por el  Rey eran medicinas usadas entre el siglo XVI y el XIX. Desde la  publicación, en 1955, del libro The Powerful Placebo de H.K. Beecher, se  reconoció que el 35% de los pacientes con una amplia variedad de  enfermedades podría ser tratada sólo con placebo. En estudios  posteriores, se ha visto que puede funcionar en el 70% e, incluso, del  100% de los casos.
Nadie sabe todavía qué  mecanismos intervienen en el efecto placebo. Algunos estudios sobre el  dolor sugieren que reduce la ansiedad y facilita la liberación de  endorfinas (sustancias químicas naturales parecidas a los narcóticos) en  el cerebro, aunque son hipótesis todavía no confirmadas.
2. El problema del horizonte
Nuestro Universo era  extraordinariamente homogéneo, y la temperatura de la radiación de fondo  es la misma en cualquier dirección que observemos. El hecho de que la  temperatura sea homogénea no sería sorprendente de no ser porque entre  los dos extremos del Universo hay una distancia de casi 2.800 millones  de años luz, mientras que la edad del Universo es ’sólo’ de unos 1.400  millones de años. Teniendo en cuenta que nada puede viajar más rápido  que la velocidad de la luz y la hipótesis de que hubo un instante  inicial o big bang, el interrogante es: ¿cómo es posible que regiones  físicamente desconectadas desde el “principio” del Universo estuviesen  en estados físicos tan parecidos?
Esto es lo que se conoce como el  ’problema del horizonte’, uno de los mayores quebraderos de cabeza de  los cosmólogos, que siguen sin dar con la solución.
3. Rayos cósmicos ultra-energéticos
Los rayos cósmicos son  partículas que llegan desde el espacio y bombardean constantemente a la  Tierra desde todas direcciones. La mayoría de estas partículas son  núcleos de átomos o electrones. Algunas de ellas son más energéticas que  cualquier otra partícula observada en la naturaleza. El misterio está  en su alta energía. La teoría especial de la relatividad de Einstein  dice que cualquier rayo cósmico que llegue a la Tierra desde fuera de  nuestra galaxia habrá sufrido tantas colisiones que el máximo posible de  energía que puede tener es 5 × 1019 eV.
Los rayos detectados desde hace  una década por el observatorio japonés de Akeno están muy por encima de  ese límite, con lo cual o los datos -tomados en diferentes ocasiones y  siempre parecidos- están mal, o Einstein se equivocó.
4. Los resultados de homeopatía de Belfast
En 1810 el médico alemán  Christian Friederich Samuel Hahnemann publicaba el “Organon, el arte de  curar”, piedra angular de la homeopatía. El principal fundamento de la  teoría se define en la ley de los similares (homeo- es el prefijo griego  que designa igualdad) por la que una enfermedad se cura con la misma  sustancia tóxica que la produce —de ahí que se llame ley de los  similares-, pero a dosis infinitesimales. Los homeópatas disuelven esos  venenos en etanol —lo que llaman tintura madre- y la diluyen en agua  sucesivas veces, no importa cuantas, según ellos el remedio se “imprime”  en las moléculas de agua. Tales disoluciones son la parte controvertida  de la disciplina, puesto es posible que a esas concentraciones no haya  ni una sóla molécula del principio activo en la solución homeopática.  Sin embargo su efecto ha sido demostrado en numerosos estudios y se  estima que un 15% de los médicos occidentales siguen esta línea.
Madeleine Ennis, farmacóloga de  la Queen’s University de Belfast, ha sido siempre el azote de los  homeópatas. Asegura que, a esas concentraciones, en los remedios  homeopáticos no hay más que agua, por lo que químicamente no tiene  sentido que funcionen. Sin embargo en su estudio más reciente Ennis y su  equipo se llevaron un “pequeño” chasco: descubrieron que soluciones  ultradiluidas de histamina funcionaban en un experimento con basófilos,  unas células sanguíneas que actúan en la inflamación. La solución  homeopática en la que probablemente no había ni una sola molécula de  histamina funcionaba realmente como la histamina. Aunque Ennis se ha  visto incapaz de explicar el porqué del efectivo funcionamiento y sigue  mostrándose escéptica, ha asegurado que si los resultados son reales y  la homeopatía no actúa como un placebo, habría que reescribir parte de  los fundamentos de la física y de la química.
5. La materia oscura
No todo lo que existe en el  universo es visible. Los astrónomos pueden detectar objetos que emiten o  absorber luz o cualquier otro tipo de radiación electromagnética o que  interactuan gravitatoriamente con otros objetos que podamos detectar .El  término “materia oscura” alude a esta materia cuya existencia no puede  ser detectada mediante procesos asociados a la luz, es decir, no emiten  ni absorben radiaciones electromagnéticas.
Determinar cuál es la naturaleza  de la materia oscura y en qué cantidad existe es el llamado ‘’problema  de la materia oscura’’ o ‘’problema de la masa desaparecida’’, y es uno  de los problemas más importantes de la cosmología moderna. La cuestión  de la existencia de la materia oscura puede parecer irrelevante para  nuestra existencia en la tierra, pero, el hecho de que exista o no la  materia oscura, afecta el destino final del universo.
6. Metano en Marte
El 20 de julio de 1976 Gilbert  Levin, uno de los ingenieros a cargo de las misiones de la NASA al  planeta Marte, vio que la Viking que orbitaba el planeta rojo había  encontrado emisiones de carbono-14 que contenían metano en el suelo del  planeta, por lo que la conclusión debía ser obvia y muy relevante: hay  vida en Marte.
Algo está ingiriendo los  nutrientes, los está metabolizando, y después los expulsa a la atmósfera  en forma de gas mezclado con carbono 14. Sin embargo, la NASA no se  atrevió a afirmar con rotundidad el descubrimiento, porque otro  instrumento de la Viking, diseñado para identificar moléculas orgánicas  consideradas esenciales símbolos de vida no encontró nada, así que casi  todos los científicos de la NASA decidieron declarar el hallazgo de la  Viking un “falso positivo”. Pero , ¿lo era?
A día de hoy, los argumentos a  favor y en contra siguen dividiendo a los científicos, aunque es cierto  que los rovers que estudian el planeta rojo desde hace un año han  encontrado pruebas de los descubrimientos de la Viking.
7. Tetraneutrones
Hace cuatro años, en un  acelerador de partículas de Francia detectaron seis partículas que no  deberían existir. Las llamaron ’tetraneutrones’: cuatro neutrones unidos  entre sí de una forma que desafía las leyes de la física.
Francisco Miguel Marquès ay sus  colegas del acelerador de Ganil, en Caen, llevan desde entonces tratando  de conseguri el efecto otra vez, pero hasta ahora no lo han logrado. Si  lo repiten, estos ’racimos’ de átomos podrían obligar a los científicos  a reconsiderar las fuerzas que mantienen unido el nucelo de los átomos.
8. La anomalía de las Pioneer
Esta es la historia paralela de  dos naves espaciales. Una, la Pioneer 10, fue lanzada en 1972; la  Pioneer 11 un año después. Ahora mismo, ambas deben estar en el espacio  profundo, alejadas de la vista de cualquier ingenio humano, aunque sus  trayectorias son demasiado fascinantes como para ignorarlas.
Y es que hay algo que ha estado  ’empujando’ a las dos naves, provocando que aumenten su velocidad. La  aceleración es pequeña, menos de un nanometro por segundo, pero es lo  suficiente para hacer sacado a la Pioneer 400.000 kilómetros de su  trayectoria inicial. La NASa perdió contacto con la Pioneer 11 en 1995,  pero todo hace indicar que podría estar ’sufriendo’ el mismo proceso que  su hermana gemela, y estaría muy fuera de su rumbo en algún lugar del  espacio. ¿Y qué causa este desvío? Por el momento, nadie lo sabe.
9. La energía oscura
Este es uno de los mayores  problemas de la física. En 1998, un grupo de astrónomos descubrió que el  universo se está expandiendo a más velocidad que nunca. Esto siginifica  que la velocidad a la que una galaxia distante se aleja de nosotros  aumenta con el tiempo.De ser correcta esta teoría, el resultado último  de esta tendencia sería la imposibilidad de seguir viendo cualquier otra  galaxia. Esta nueva teoría del fin del Universo ha recibido el nombre  de Gran Desgarramiento o, en inglés, Big Rip.
Es un efecto para el que todavía  se investigan las causas, aunque una de las sugerencias puede ser que  esté motivado por la ’energía oscura’, una forma hipotética de energía  que permea todo el espacio y que produce una presión negativa,  resultando en una fuerza gravitacional repulsiva. La energía oscura  puede dar cuenta del universo en expansión acelerada, así como de una  significativa fracción de su masa.
10. El acantilado de Kuipper
SI alguien viajara a la zona del  sistema solar externa a las órbitas de Neptuno y Plutón, se encontraría  algo muy extraño. De repente, tras cruzar el cintutón de Kuiper -lleno  de objetos pequeños como asteroides helados y cometas- no hay nada. Los  astrónomos lo llaman el ’acantilado de Kuiper’, porque la densidad de  objetos cae espectacularmente.
La pregunta es qué ha causado  este brusco cambio, y la única posible respuesta parece ser la  existencia de un décimo planeta del Sistema Solar, lo suficientemente  grande como para haber atraído a todos esos cuerpos hacia su órbita. De  momento, sin embargo, nadie ha conseguido aportar ninguna prueba de la  existencia de ese planeta X.
11. La señal ’wow’
La señal tuvo una duración de 37  segundos, y venía del espacio exterior. El 15 de agosto de 1977 el  astrónomo Jerry Ehman, de la Universidad de Ohio State (EEUU), recibió  una señal del radiotelescopio de Delaware. Al ver la transcripcción de  la señal, Ehman escribió al lado la palabra ’wow1’. 28 años después,  nadie ha conseguido dar una explicación a qué o quién emitió dicha  señal.
La radiación provenía de la  dirección de Sagitario, y de un ámbito de frecuencias de unos1420  megahertzios. Estas frecuencias forman parte del espectro de radio en el  que todo tipo de transmisión está prohibida, por un acuerdo  internacional. La estella más cercana en esa dirección está a unos 220  años luz, así que si la señal provenía de allí, la tuvo que causar o  bien un acontecimiento astronómico de enorme potencia. ¿O quizá fue una  civilización alienígena con un transmisor de gran potencia?
12. Constantes no tan constantes
En 1997 el astrónomo John Webb y  su equipo de la Universidad de Sidney analizaban la luz que llegaba a  la tierra procedente de quasars muy lejanos. En su viaje de 1.200  millones de años luz, la luz había atravesado nubes interestelares de  materiales como hierro, níquel o cromo, y los investigadores  descubrieron que la los átomos habían absorbido parte de los fotones de  la luz procedente de los quasars, pero no los que habían esperado.
Si las observaciones son  correctas, la única explicación vagamente razonable es que una constante  de la física, llamada la ’fina estructura constante’ o ’alpha’ cambia  de valor cuando pasa a través de estas nubes interestelares. Los  científicos siguen investigando.
13. La fusión fría
En 1989 dos investigadores de la  Universidad de Utah (Estados Unidos), Martin Fleischmann y Stanley  Pons, desencadenaron la fusión nuclear en una probeta. Sostenían que era  posible realizar procesos de “fusión fría” usando como catalizador un  bloque metálico de paladio. En los siguientes 10 años, fueron miles los  científicos que trataron de volver a lograr los mismos resultados,  aunque sin éxito. Todavía hoy sigue la polémica, aunque son muchos los  que sostienen que los resultados de Fleischmann y Pons fueron fruto de  un error experimental.
Fuentes: Mocanito.com 
 
 julio 05, 2011
julio 05, 2011
 
 
 

 
 


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