Se propuso mover la Tierra de su órbita

Una noticia de ciencia ficción salió reflejada en el periodico el Clarin, hace ya 10 años. Aunque la noticia es antigua la expongo aquí por su singularidad y dará que pensar a muchos que la lean.

Científicos de EE.UU. dicen que corriendo el planeta a un lugar más frío le agregarían 6.000 millones de años de vida.
Como en ciencia ficción, habría que dispararle con cometas o asteroides para cambiar su órbita

Un grupo de científicos descubrió una forma de evitar que nuestro planeta se siga recalentando: mudarlo a un lugar más frío. Y para ello ofrece una solución de novela de ciencia ficción. Dicen que hay que teledirigir asteroides hacia las cercanías de la Tierra, que pasen casi rozándola, para alterar su órbita. El mundo, entonces, será enviado a girar a un lugar más lejano del sistema solar, y por consiguiente más frío.

La idea es de un equipo de ingenieros de la NASA y astrónomos estadounidenses que aseguran que ello podría agregar 6 mil millones de años a la vida útil de nuestro planeta. "La teoría no es del todo descabellada. Tiene en cuenta las mismas técnicas que ya se pueden utilizar para desviar asteroides y cometas que pueden caer sobre la Tierra", aseguró Greg Laughlin, del Centro de Investigaciones Ames de la NASA al diario británico The Observer.

Presentada por Laughlin y sus colegas Don Korycansky y Fred Adams, la teoría consiste en dirigir un cometa o asteroide hacia las cercanías de la Tierra, de manera que al pasar cerca de ella le transfiera parte de su energía gravitacional. "Como resultado, la velocidad de la Tierra aumentaría, y avanzaríamos hacia una órbita más elevada, alejada del Sol", agregó Laughlin.



Una gran polémica

La noticia causó un gran revuelo en el mundo científico. Muchas publicaciones expusieron sus reparos ante la "futura mudanza de la Tierra". Tal es el caso de la revista estadounidense Scientific American, que salió al cruce conjeturando que "si la Tierra fuera movida de su posición actual, muy probablemente la Luna se alejaría de ella. Y teniendo en cuenta que la Luna juega un papel crucial en la estabilidad de los polos, su ausencia podría trastocar drásticamente el clima de la Tierra".

El reguero de pólvora se extendió aun más cuando The Observer infirió que esta teoría podría ser aplicada para frenar el efecto invernadero, es decir el calentamiento global producido por la emisión a la atmósfera de gases provenientes de la industria.

Titulada La NASA se propone mover la Tierra, la nota se publicó en ese diario británico al tiempo de que el gobierno estadounidense de George Bush radicalizaba su oposición al Protocolo de Kioto, que es un acuerdo internacional cuyo objetivo es disminuir las emisiones de gases que provocan el calentamiento global.

Muchos leyeron la publicación del "paper" científico acerca de la mudanza de la Tierra (en la prestigiosa revista Astrophysics and Space Science) como un inusitado intento del gobierno estadounidense de otorgarle otra salida al efecto invernadero.

Hoy, los Estados Unidos son el principal emisor de gases de invernadero, con cerca del 25 por ciento del total mundial de emisiones. Y la disminución del 5,2 por ciento de esas emisiones, tal como propone el Protocolo de Kioto, implicaría una reducción considerable de su PBI, con perdidas que recaerían fuertemente en las industrias del petróleo y el carbón.

Sabiendo el revuelo que causó la publicación de su teoría, consultado por Clarín, Laughlin le puso paños fríos a la cuestión: "Nuestra idea está en el plano estrictamente teórico. No tiene ninguna conexión con el serio problema del efecto invernadero. De ser así, el proyecto tendría que estar avanzado, y todavía no planeamos comenzar con esto. Es para el futuro".

El resto de los científicos coinciden con Laughlin. Por el momento es improbable mover la Tierra. "Si se pretende hacer esto mediante la acción de un asteroide o un cometa, estos tendrían que ser de un peso considerable. Y aunque los cometas son gigantes, no tienen mucho peso porque son gaseosos. En la actualidad, esta es una noticia de ciencia ficción", dijo a Clarín Raúl Perdomo, decano de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad de La Plata.



A Júpiter, ida y vuelta

Según la teoría de Laughlin y sus colegas, el asteroide adecuado debería tener unos 100 kilómetros de diámetro y debería pesar unas 100 mil billones de toneladas. Así, al pasar por la Tierra este asteroide vería modificada su órbita, y se dirigiría a Júpiter o Saturno, en donde recogería nuevamente la energía orbital que dio a la Tierra. Luego, cuando el asteroide llegara a su mayor distancia respecto del Sol, se realizaría una leve corrección del curso —disparando motores en el asteroide— acercándolo una vez más hacia la Tierra. El asteroide sería transportado por un poderoso cohete químico.

"Ante algún imprevisto, me pregunto ¿cómo tienen pensado corregir el curso de una masa tan inmensa? Porque de hecho, los satélites que se están enviando al espacio en estos momentos, sufren alteraciones en su viaje. El satélite argentino SAC-C, por ejemplo, sufrió una decena de correcciones", dijo Perdomo.

"En el caso del asteroide, el peor escenario se podría producir si, al llegar a la Tierra, no pasara por el lugar indicado. Si pasara algo más lejos —agregó Perdomo—, el efecto no se produce. Y si pasara más cerca (aunque no choque) puede ocurrir una catástrofe. En este momento de la ciencia esto es totalmente fantástico. En el siglo que viene se verá."

Fuentes: El Clarin


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