San Juan, la ciudad de los ovnis

No eran cometas, tampoco meteoritos. Entre las 2 y 3 de la mañana del lunes 16 de noviembre del año 1968, aparecieron en la bóveda celeste un grupo de objetos voladores no identificados (OVNIS) que dejaron atónitos y sin aliento a cientos de sanjuaninos que presenciaron durante aquella noche el espectáculo. Por Michel Zeghaib.

San Juan, la ciudad de los ovnis



Por Michel Zeghaib
De todas las apariciones de ovnis en nuestra provincia, esta fue la que más impacto tuvo por la forma en la que se presentaron. Las crónicas de la época certificaron que no parecían trasladarse sin rumbo ni dirección, al contrario, perecía como si una inteligencia los orientara hacia un rumbo definido.
O.V.N.I.S

El paso de los ovnis era lento, lo que permitió a los testigos entablar conjeturas de todo tipo a medida que estos objetos no identificados surcaban el cielo sanjuanino. Su traslado silencioso en una línea parabólica de este a oeste, hacía del fenómeno algo misterioso, enigmático.

Los ojos se habían posado en ese conjunto de objetos ovoides que se movían, además, en una cuadrilla perfecta en el que cada uno se mantenía en su lugar, como si estuvieran, al mismo tiempo, estáticos y en movimiento. Aunque, por momentos, la formación triangular que llevaban podía cambiar a una forma cuadrangular según un lógica que nadie entendía. Detrás de ellos, iban dejando una estela de color rojizo que hacía del hecho algo más inexplicable aún.

A su paso, el silencio –o los comentarios en voz baja– iba ganando a los sanjuaninos. Parados, con la mirada clavada en el cielo, ni por un minuto siquiera alguien pensaba en moverse del lugar en el que cada uno se encontraba, a no ser que fuese necesario para seguir teniendo una visión siempre clara de los objetos. Era algo realmente sorprendente. Nadie podía creer lo que estaba viendo. Los objetos, finalmente, se perdieron en las proximidades de cerro Pie de Palo.

Muchos de los que se encontraban durmiendo –recordemos que eran alrededor de la 2 y 3 de la mañana–, se despertaban sobresaltados por los gritos de la gente: ¡platos voladores!, ¡platos voladores! Con lo que tenían puesto, o alguna ropa suelta –era un día de pleno verano de noviembre sanjuanino– salía descontrolados  la calle, o al patio de la casa, o a algún baldío cercano. Nadie quería perderse la oportunidad de verlos. El frenesí y la adrenalina se había apoderado de cientos de sanjuaninos aquel 16 de noviembre del ’68.

Los relatos plasmados en la prensa gráfica, además de elocuentes, permiten trasladarse en el tiempo para lograr una más acabada visión de cómo pudieron pasar los hechos. Uno de ellos cuenta que, esa noche, el cielo estaba encapotado, impidiendo tener una visión clara del firmamento. Pero, en fracciones de segundos, las nubes empezaron a disiparse justo en el momento anterior al paso de los ovnis, como si les estuvieran dando el paso, expresa. En ese preciso momento, continua, el cielo se tiñó de un color amarillo verdoso. Fue cuando aparecieron en escena un grupo de objetos, por momentos aparecían cinco, por otros, seis, de manera, al perecer, arbitraria.

Misterio y leyenda
Cuentan que donde está el Cerro Pie de Palo vivía un indio muy alto y robusto, que además era muy noble con su tribu. Ese indio había quedado cojo luego de atrapar a un puma que molestaba por la zona. El animal le había mordido el pie y los curanderos de la tribu no tuvieron más remedio que cortárselo por arriba del tobillo.

Le pusieron un pedazo de madera para que pudiera caminar y desde entonces al hombre le empezaron a decir Pie de Palo. Eso no menguó el respeto que todos sentían por él, ni su condición de líder. Cuando los comendadores españoles llegaron para someter a su pueblo se dieron cuenta de que, para dominar a la tribu, era fundamental atrapar primero al Pie de Palo. Él comenzó a huir para salvar a su pueblo. Corrió todo lo que pudo y se internó en el campo.

Pero la herida del pie se abrió y comenzó a infectarse. Exhausto y muy adolorido se tiró a dormir y murió. El dios Huarpe, viendo el sufrimiento del hombre para salvar a su pueblo lo transformó en el cerro que hoy está a la vista de todos para que siempre estuviera en su tierra y velara por los suyos. Siendo el Cerro Pie de Palo una montaña más joven de lo que debería ser según la datación geológica.

Sin dudas, Pie de Palo es un cerro teñido de leyendas, muchas de ellas oscuras. Visto desde arriba, el cerro Pie de Palo ubicado en el departamento de Caucete, tiene la forma de un cerebro humano, pero más alargado. Los surcos que no tienen fin lo atraviesan formando una maraña irregular. Quebradas cortadas, cuevas y cambios abruptos de vegetación hacen que el lugar se convierta en el escenario ideal para realizar toda clase de rituales oscuros.

Por eso quienes recorrieron este cerro, que tiene 45 kilómetros de ancho y 110 de largo, se toparon, tarde o temprano, con distintos objetos asociados a la magia y la brujería.
Algunos lugareños cuentan que es usual ver imágenes de santos degollados y de noche se escuchan los cánticos de los que realizan las ofrendas. Incluso dicen que hay animales que se perdieron en este cerro y nunca más fueron encontrados.

Esto llevó a que creyentes colocaran la imagen de la Virgen, haciendo todos los años una procesión para bendecir la montaña, una de las más antiguas de la provincia. Los paisanos afirman que el Pie de Palo está lleno de puertas, es decir, una especie de pasadizos que desaparecen como por arte de magia. Otra de las leyendas es la aparición de un hombre plateado, que corre a gran velocidad y se pierde entre las piedras. El Pie de Palo, es un campo energético que está conectado a otros, también muy conocidos, como son el Cerro Uritorco (Capilla del Monte, Córdoba) y el Cerro Villicum (Albardón, San Juan).

BREVE HISTORIAL EXTRATERRESTRE

1962, setiembre 3
Angaco, 22.30. Cuando don Francisco Sosa se dirigía en bicicleta hacía su casa, notó a 300 metros del camino un objeto que se elevaba a gran velocidad y sin ningún ruido, dejando tras de sí una estela luminosa azulada. En ese sitio, el pasto apareció quemado en un diámetro de 3 metros,
(“La Razón”, Buenos Aires, 4/9/62).

1968, julio 7
Cuesta de las Vacas (San Juan). El industrial Francisco Zamora, a quien acompañaban 6 personas de su familia, se encontró de pronto con lo que creyó era un vagón de ferrocarril iluminado, de 30 metros de largo, que pasó frente al coche de los testigos. Pero no había allí ninguna vía de ferrocarril y el "tren" daba la impresión de moverse suspendido en el aire, a 1 metro de altura más o menos. La visión fue perfecta dentro del área de luz proyectada por los faros del automóvil y reanudaron la marcha cuando el objeto se perdía en la oscuridad de la noche.
(Boletín de AIDOVNI, Buenos Aires, n° 15, set-oct. 1968, p. 46.47).

2008, noviembre 4
Pie de Palo, Caucete. Hasta que no vio las fotos en su computadora, no percibió que había dos objetos ovoides en la toma, que sobresalían de las nubes. Fabián Cabrera amplió la imagen y se dio cuenta de que no eran simples manchas. El hombre, que vive en Caucete, dice que se trata de Ovnis que sobrevolaban el cielo, cerca del cerro Pie de Palo.
(Diario de Cuyo, San Juan, 05/11/2008)

2011, noviembre 29
Jáchal. Primero fue en Gualcamayo y después sobre la ruta 150. El año pasado, en Jáchal hubo conmoción porque en menos de un mes hubieron dos casos de ovnis surcando los cielos norteños. Las imágenes fueron tomadas por Héctor Daniel Godoy, un jachallero que vive en Quilmes y que estaba de paseo por su terruño.
(Diario de Cuyo, San Juan, 30/11/2011)

LA IGLESIA DE LA CIENCIOLOGÍA
¿Qué es la cienciología? Hace 75 millones de años un soberano galáctico llamado Xenu confinó en la Tierra a los “thétanos”, malvados espíritus que hasta nuestros días infectan las psiqués de los hombres, causando males que sólo pueden curarse con mucho dinero y sesiones de "clarificación". Esto, que podría parecer un cuento de ciencia ficción, no es otra cosa que el postulado de la Iglesia de la Cienciología, una secta que ha construido un imperio económico conquistando a estrellas de Hollywood, empresarios y políticos de todo el mundo. Según un reporte de La Vanguardia de Barcelona, la “doctrina” de la secta surgió en la imaginación de su fundador, Ron Laffayette Hubbard, un escritor de ciencia ficción que nació en Nebraska en 1911. Con el fin de captar adeptos, Hubbard mezcló la fantasía de sus novelas con la realidad. Tom Cruise, Dustin Hoffman, Nicole Kidman, Oliver Stone, Constantin Costa Gravas, Larry King, Mario Puzo, Aaron Spelling, Gore Vidal, además de compartir la fama, también comparten una misma creencia ya que  todos forman parte de la Iglesia de la Cienciología.
Si bien no se conoce que en nuestra provincia exista la Iglesia de la Cienciología, sin embargo, en nuestro país se encuentra instalada ya hace tiempo, prestando servicios de asistencia espiritual y filosófica. Actualmente atiende en Ayacucho nº 1050, Buenos Aires (buenosaires@scientology.net) (www.scientology-buenosaires.org)

Fuentes: tiempodesanjuan.com

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