Las 11 grandes maravillas de nuestro sistema solar

Los Picos de Luz Eterna, los Vórtices de Venus, los géiseres de Encélado, las auroras de Júpiter o el misterioso hexágono de Saturno son algunas de las grandes maravillas que presenta nuestro sistema solar. Deleites estéticos e hipnóticos enigmas en la profundidad del espacio y dentro de nuestra propia psique.
Si bien no hemos explorado la mayor parte de nuestro sistema solar,  en poco más de 50 años de exploración espacial hemos descubierto fascinantes paisajes, enigmáticos sistemas meteorológicos y sublimes joyas de alineación sideral. Es probable que los planetas a nuestro alrededor guarden secretos aún más espectaculares, paisajes que nuestra imaginación no ha llegado a concebir y a los cuales las representaciones artísticas de las agencias espaciales no lograrán hacer justicia —solo el extraordinario encuentro desnudo con esa otredad cósmica podría hacernos sentir esa maravilla.
Mientras tanto ofrecemos una recopilación de una serie de misteriosos y estéticamente cautivadores objetos y fenómenos que se encuentran bajo el anillo luminoso del Sol. Un turista interplanetario hará bien en registrar estos sitios para quizás algún día visitarlos con la ayuda de la tecnología avanzada —humana o extraterrestre— o, mientras tanto, con la ayuda de la oneironáutica, basándose en el principio de que el universo exterior, estos planetas y su geografía particular, existen también dentro de la psique humana.


-Los anillos de Saturno


La más famosa de estas maravillas, detectada por astrónomos siglos atrás, los anillos de Saturno, constituye seguramente la más alta y melancólica elegancia de nuestra vecindad interplanetaria. Antiguamente Saturno-Cronos, era considerado el guardián del tiempo y este planeta era visto como una especie de frontera del sistema solar. En la alquimia es considerado la puerta del oro verdadero y en la mitología griega el gobernante de la época dorada; la religión judía rinde secretamente tributo a este planeta con su Sabbath.
Aunque en teoría ningún objeto creado por el hombre podría sobrevivir en el océano global de metano e hidrógeno de Saturno, si hipotéticamente pudiéramos navegar sobre su superficie veríamos la inmensa blancura de los anillos, 75 mil kilómentros por encima de nosotros, iluminando todo en derredor. Por lo menos habrían 6 lunas crecientes en el cielo; el sol en su ocaso crearía réplicas espectrales, sun dogs, reflejándose en los cristales de amoníaco. Nubes de este gas flotarían a velocidades de más 1,500 km por hora sobre tu cabeza.
Y seguramente quisieras deslizarte por el vértigo místico de los anillos, ese parque de atracciones del inconsciente…  la más fina poesía visual en gamas grises, negras, cafés, cremas y carmesíes patina por la composición predominantemente gaseosa de los anillos de este gigante, que parece derretirse como un helado  de chocolate cósmico.


- Los Vórtices de Venus -

Venus, el planeta del amor y de la belleza, es en realidad lo más cercano al infierno en su interior (jugando con una rebelde dualidad como Lucifer), con temperaturas que pueden derretir el plomo y donde llueve todos los días ácido sulfúrico (aunque suponemos que ese calor puede ser usado por un ser muy distinto al humano como una energía erótica incandescente, todo depende). Dentro de esta inhóspita atmósfera, científicos han detectado un fascinante fenómeno, maravilloso para quienes vemos en los vórtices la fuga divina.
Venus posee nubes vorticiales incandescentes permanentemente girando sobre sus polos. Esto hace que la atmósfera de Venus circule mucho más rápido que ningún otro planeta rocoso del sistema solar. En el polo sur de este planeta —en algún momento muy similar a la Tierra— se ha generado un vórtice gigante que  cambia de forma por lo menos una vez todos los días, tomando a veces la apariencia de una letra “S” gigante o de un “8”.
Hasta hace poco científicos afirmaban que este poético fenómeno venusino era permanente y estable. Sin embargo, tras una observación minuciosa, se dieron cuenta de que más bien correspondía a un vórtice polar en permanente mutación, y que en este sentido aludía más bien a una naturaleza caóticamente intermitente.


La Gran Mancha Roja de Júpiter-

Esta tormenta anticiclónica es tan grande que dos planetas como el nuestro cabrían dentro de sus nubes. Todo en Júpiter es inmenso, pero en este sistema meteorológico podemos apreciar su terrorífica magnitud con claridad. Rayos que podrían pulverizar a una ciudad entera se alzan 8 kilómetros por encima de las nubes circundantes; vientos que van a más de 400 km/h circulan los bordes de la masa anticiclónica que rota en contra de las manecillas del reloj cada 7 días. Esta monstruosa tormenta lleva girando en los cielos de Jove por más de 400 años y no hay señales de que se detendrá.


-El Valle Marineris de Marte










Si mucha gente se asombran al ver el Gran Cañón de Arizona, uno se pregunta qué sentirían al ver el Valle de los Marineros (rojos del espacio) de Marte.  Con una profundidad de más de 6 km y una enorme amplitud, esta gigantesca grieta tectónica abarcaría todo Estados Unidos, de tal manera que el amanecer en un extremo sucede unas 6 horas antes que en el otro extremo. Asimismo este monumental valle alguna vez estuvo lleno de agua.


-Los Géiseres de Encélado

Aunque no hay sonido en esta luna de Saturno, puedes sentir este géiser antes de verlo, reverberando con un profundo rugido. La erupción consiste en dos enormes plumas de hielo escupiendo cristales a más de mil millas por hora, una silenciosa y violenta eyaculación iluminada por el Sol distante.  Aquellos osados que quieran ver en vivo los géisers de Encélado tendrán que sortear una microgravedad de solo 1/16 de la gravedad de nuestra Luna.


- Los Géiseres de Triton

Aún más allá se encuentran los géiseres de la luna de Neptuno, Tritón. A diferencia de los silenciosos exabruptos helados de Encélado, en Tritón el aire sí conduce el sonido, ya que este cuerpo celeste cuenta con una delgada atmósfera. Estos humeantes géiseres de nitrógeno y otros oscuros compuestos orgánicos pueden ser oídos kilómetros a la redonda al tiempo que lanzan sus corrientes de gas a una altura de más de 8 mil metros.


-Las Auroras de Júpiter

Acaso el más sublime espectáculo de la Tierra sea contemplar las auroras que se forman en los Polos debido a la interacción del plasma solar y las partículas de aire; este espectáculo, al menos en magnitud, palidece con las auroras de Júpiter. En Júpiter este fenómeno genera un millón de megavatios más que la aurora de la Tierra. Una ciudad de buen tamaño consume unos 10 000 megavatios de electricidad.
Las auroras de este planeta gigante son el resultado  de su interconexión electromagnética con las lunas Io y Ganímedes. La interacción del plasma del gigante Jove con la magnetósfera de Ganímedes, luna de mayor tamaño que el planeta Mercurio, y con la volcánica Io, es lo que crea una huella auroral en sus polos.


-El Hexágono de Saturno

Nuestro sistema solar contiene misterios inexplicados dignos de ciertos capítulos de escalofriante especulación científica en The Twilight Zone. En esa zona crepuscular de asombro se encuentra el hexágono en la atmósfera del polo norte de Saturno. Esta misteriosa figura de seis lados, del tamaño de casi cuatro planetas Tierra, es resultado de las corrientes de chorro (jetstreams) y se ha mantenido fija por años.
Saturno es el único planeta que presenta esta anomalía geométrica en su atmósfera, la mayoría de los planetas cuenta con corrientes de nubes sinuosas. Y más aún: Saturno, donde dominan células convectivas y olas de forma circular, sería el último lugar donde se esperaría esta figura geométrica. Además el polo norte de Saturno es completamente distinto a su polo sur, donde se sitúa un huracán con un extraño ojo gigante que evoca un ojo humano.
El escritor conspiracionista Richard Hoagland, quien sostiene que la NASA encubre una serie de construcciones en la Luna y en Marte, cree que el hexágono en Saturno solo se explica a través de la física hiperdimensional. Hoagland dice que planetas como Saturno, Júpiter y Urano emiten más energía de la que reciben del sol, esto es, tienen un superávit de output que puede ser explicado por una transmisión energética entre dimensiones



-Los Picos de Luz Eterna

Cerca de nosotros, en la Luna, una condición única existe, descubierta apenas en 1994. En el cráter Peary, cerca del polo norte de nuestro satélite, el Sol nunca se pone, fenómeno único en todo el sistema solar (se sospecha que algo similar ocurre en Mercurio, pero aún no ha sido confirmado). Ahí se encuentran los llamados “Picos de la Luz Eterna”, un poético valle bañado sempiternamente por la luz solar.
Esta inusual condición surge debido a que el eje de rotación de la Luna está un poco inclinado en relación a su órbita y a la de la Tierra alrededor del Sol. En un futuro este sitio podría ser una gran atracción turística, sobre todo porque sus temperaturas apenas fluctúan alrededor de los 20 grados, lo que hace que sea un lugar ideal para establecer algún tipo de base.


-El cráter Herschel

Un viajero del cráter de Herschel, en la luna Mimas, se encontrará con un abismo de 6 mil metros entre paredes majestuosas por sobre las que se alza Saturno, el Señor de los Anillos. De manera extraordinaria esta luna sobrevivió el impacto que formó este cráter de más de 220 km de ancho, una tercera parte de todo su diámetro.


-Amanecer desde Mercurio

El amanecer desde Mercurio es un espectáculo a considerarse. El Sol se ve 2.5 veces más grande que en la Tierra y aparenta meterse 2 veces en el mismo día. Avanza en su arco sobre el cielo, se detiene, se mueve de nuevo hacia el horizonte, se detiene de nuevo y continúa su viaje final hacia el horizonte declinante. Estas maniobras aéreas se suceden porque Mercurio rota tres veces por cada dos órbitas alrededor del Sol y además tiene una órbita muy elíptica. Difícil encontrar algo más arrobador como ver al Sol nacer desde Mercurio, el mensajero de los dioses, que siempre flirtea con transmutarse en oro, anegado en el resplandor del atanor alquímico.


Imprimir

1 comentario:

Gracias por comentar o compartir esta noticia.