Los secretos de la Luna oculta


Mosaico de los cráteres Plaskett, Rozhdestvenskiy y Hermite
Mosaico de los cráteres Plaskett, Rozhdestvenskiy y Hermite ESA/SMART-1/AMIE/Space

La cara oculta de la Luna ya no es un secreto. Desde hace décadas, misiones espaciales como la de la sonda SMART-1 de la ESA nos han permitido conocer mejor estas regiones de la superficie lunar, conocidas como Luna Incognita (Luna desconocida).

El Experimento Avanzado de Imágenes Lunares (AMIE) de la sonda europea ha reunido sus fotografías para elaborar un mosaico que abarca una zona de 700 kilómetros de largo y 220 kilómetros de ancho. En él se pueden distinguir tres cráteres en la frontera de la Luna Incognita, de derecha a izquierda: Plaskett, Rozhdestvenskiy y Hermite. Este último, con un diámetro de 104 kilómetros, se encuentra justo sobre el limbo norte de nuestro satélite, mientras que Plaskett, con 109 kilómetros, y Rozhdestvesnskiy, de 177 kilómetros, se encuentran entre la cara visible y la oculta.

El cráter Plaskett podría ser un candidato ideal para crear un asentamiento en el que simular una misión a Marte, según la ESA

Desde la Tierra siempre vemos la misma cara de la Luna debido a un fenómeno conocido como 'acoplamiento de marea', y que provoca que la Luna tarde lo mismo en dar una vuelta sobre sí misma que en completar la órbita alrededor de la Tierra. Sin embargo, factores como la excentricidad de la órbita lunar, la orientación de nuestro satélite con respecto a la Tierra y el propio movimiento de rotación de nuestro planeta hacen que podamos ver hasta un 59% de la superficie lunar. La combinación de sus efectos hace que la luna oscile lentamente, en un movimiento conocido como 'libración', que nos permite vislumbrar ciertas partes de la cara oculta en cada vaivén.

El cráter Plaskett se encuentra en una de estas zonas y se puede vislumbrar en ciertas fases del movimiento de libración. Durante algunos días y ciertos meses del año, se puede ver la Tierra desde la ladera norte del borde de este cráter, lo que, según la ESA, "lo convierte en un candidato ideal para crear un asentamiento en el que simular una misión a Marte", pues los largos periodos sin contacto con nuestro planeta permitirían estudiar cómo responderían los astronautas a la sensación de aislamiento sin tener que viajar hasta el planeta rojo.

Fuentes: EL MUNDO.ES

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